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| No deja de ser ridículo que, tal como fue anticipado, el PRD no haya llegado a ninguna solución, mucho menos a la famosa “refundación”. El desenlace, como era obvio, fue una multitud de abrazos falsos. De sus perversiones nada se dijo, del terrible caso de Iztapalapa sólo silencio. A cambio, Marcelo Ebrard y Jesús Ortega se trataban como si fueran hermanos cuando nadie ignora su rivalidad. De los grandes ausentes, Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador, sólo el segundo mandó un mensaje indirecto, pero evidente: ninguna alianza con el PAN y el PRI. De hecho no está en el PRD, es activista del PT, pero como los perredistas requieren un caudillo, toleran cualquier idiotez que se le ocurra. Total, cero refundación. Pero la fotografía muestra un presidium feliz, levantando los brazos en señal de triunfo, todos juntos, los más corruptos con los menos honestos, los menos capaces con los más incapaces.
Lo más curioso del congreso patito fue una frase memorable: “Vamos a estar en el 2012 y los vamos a derrotar”, mientras que los militantes gritaban vivas a López Obrador, hasta hoy el único aspirante real por ese partido a la candidatura presidencial. No cabe la menor duda: el PRD vive dentro de un capelo, de una burbuja que le impide ver la realidad. ¿Nadie les ha dicho que ninguna encuesta les da posibilidades y que perderán casi todo lo ganado para la fecha en que ellos dicen que ganarán? Incluso, en el DF los resultados ya se vislumbran: si en la república el priismo retorna apabullante, en la ciudad capital poco a poco los perredistas han ido perdiendo terreno frente al panismo, quien al menos aquí se ve más efectivo, más tenaz en la lucha por el poder. Una prueba es que ya perdieron tres delegaciones y que en todas su votación ha bajado sensiblemente.
Quizá por ello en Tlalpan han llevado a cabo algo que parecía (digo parecía) ajeno al perredismo que permite toda clase de manifestaciones, plantones, marchas, mítines, ofensas al presidente Calderón, agresiones a la ciudadanía, afirmando que ellos no son represores, que permiten la libertad y la pluralidad. En realidad, fomentan todo aquello que va contra el gobierno federal, pero las protestas desfavorables al PRD o de algunas de sus figuras tienen una reacción inmediata. El caso de la gasolinería de Tlalpan, donde unos vecinos defienden su derecho a vivir tranquilos, es la mejor prueba de mi afirmación. Desesperados ante la inmensa corrupción de Guillermo Sánchez Torres, del actual delegado Higinio Chávez y de todos los delegados que por allí han pasado para simplemente hacer negocios y ganar mucho dinero explotando a los tlalpenses, un grupo de ciudadanos salió a manifestar su inconformidad, a hacer patente que las autoridades capitalinas hacen negocios con un poderoso restaurantero dueño, entre otros, del restaurante Enrique, para poner en el sitio menos adecuado una estación para vender gasolina. La calle, la misma Insurgentes, rodeada de casas, negocios y edificios habitacionales, no lo permite; tampoco la lógica: en esa zona ya existen otros expendios de tal combustible, pero es un buen negocio para el empresario y desde luego para los funcionarios de la delegación, posiblemente los más pillos de cuantos han existido. La solución fue el envío de granaderos para impedir que cerraran intermitentemente la avenida como protesta. Lo absurdo del caso es que si fueran ellos mismos, bloqueando arterias, cerrando el Periférico o adueñándose del Paseo de la Reforma para apoyar a López Obrador o al SME, nadie mandaría policías a empujar con violencia a los manifestantes. Al contrario, lo harían para cuidar a los perredistas.
En Tlalpan ocurrió y los medios dieron cuenta del hecho salvaje: Higinio Chávez, apoyado por Ebrard, envió granaderos a “poner orden” y que la construcción de la bomba de tiempo siga avanzando. Esto no es sino el principio de la corrupción imperante en el DF; a las arbitrariedades del gobierno capitalino, ahora hay que sumar la represión a los ciudadanos. ¿O ellos carecen de los derechos que tienen los maestros disidentes o los electricistas o los sindicatos universitarios leales al PRD? Al parecer, es un ensayo general para utilizar la fuerza cuando en 2012 pierdan más delegaciones, incluida Iztapalapa, y dejen de destruir al DF. Pronto veremos a Ebrard más claro en su juego tortuoso: de un lado hacerse el bueno para ganar simpatías fáciles poniendo ridículas pistas de hielo, casitas tipo europeo, árboles descomunales y playas artificiales, y del otro golpear a sus críticos y adversarios. ¿O usted imagina que soltarán la gallina de los huevos de oro tan fácilmente? ¿Usted supone que personajes como René Bejarano, Dolores Padierna, Clara Brugada, Higinio Chávez y sus secuaces más cercanos dejarán el cheque en blanco que le dio la ciudadanía del DF? Por supuesto que no. Pelearán y llegarán de nuevo a los orígenes de invasores de terrenos, golpeadores profesionales, bandidos y amantes del poder y del dinero.
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